Carta para persuadir a la práctica de la oración



¡Hermano amadísimo en Cristo!
¿Hasta cuándo deberé arrastrar sin fruto la lucha contra la árida pereza y avanzar hacia la oración incesante? ¡Es hora! ¡Es hora de empezar el combate decisivo!
¡Ha llegado el tiempo! ¡No hay que perder tiempo! ¿Quién sabe si te queda aún mucho por vivir? ¡Quizás, el final está golpeando a la puerta! Recordad que la muerte se hace cercana y cuán terrible es el paso a la vida del más allá. No hay nada que pueda aplazar el futuro. Es necesario sin demora ponerse a trabajar, para esperar su venida no con terror sino con deseo.
El mapa del camino y los medios para obtener el fin, ya han sido meditados, formulados y preparados. La teoría está completa. No queda más que ponerla en práctica. ¿Por qué retardarla? ¿Qué nos falta para empezar? ¿Una firme decisión? ¿Una decisiva fuerza de voluntad? Entonces recurre a la fuerza de Dios. Decídete, decídete sin condiciones y con la ayuda de Dios ponte rápidamente a la obra. Su fuerza se cumple en la debilidad.
Sobre un arrecife del desierto del mar Negro, la tarde del 7 de junio de 1852
[III]
No hay ningún otro medio para progresar en la oración interior si no el trabajo y la paz interior. Y así:
1. Disponte decididamente a la oración y busca dedicarte a ella más que a todo el resto: todas las extraordinarias consolaciones de la oración, experimentadas por Vasilisk [1], se adquieren con trabajo, practicándola a menudo y con celo.
2. No te desanimes y no te inquietes si te dispersas con los pensamientos, sino ten un espíritu libre y recuerda que también a él le sucedió de quedar confundido, de ser perezoso, de reprobar a los otros y tener pensamientos pasionales. Y así, con la ayuda de Dios, pon un principio. Decídete al trabajo interior, disponte decididamente a la oración y permanece en vela ante cualquier cosa que sea, esto último enseña al asceta la lucha para vencer la naturaleza. Toma fuerza de la lectura de la Filocalia y espera la visita de Dios.

En Optina pustyn’ [2], 20 de julio de 1833





El Reino de Dios no consiste en palabras, sino en potencia [3]. Pongan en práctica la palabra, y no sean solo oyentes, engañándose a sí mismos (Jn 1, 22).
Por esto, si tú quieres solo leer, no harás más que perder el tiempo, si no tienes por objetivo morir a este mundo y vivir en la gracia del Espíritu Santo, a través de Jesucristo, para Dios, con la fuerza de la fe y en el espíritu de la oración.
El conocimiento intelectual puede sólo persuadir y predisponer, pero es con la práctica y con el trabajo que se alcanza el fin y se obtienen los frutos.
Si amas el estudio, ama también el trabajo: porque el conocimiento por sí solo hincha al hombre [4] (Marcos el Monje, c. 7) [5]
Quien busca cumplir los mandamientos y aprender a orar solo con la lectura y el estudio, sin experiencia práctica, es semejante a aquel que ve una sombra en lugar del objeto real (Gregorio el Sinaíta, c.22)[6].
¡Alma mía, extraviada! ¿Por cuánto tiempo te dejarás agitar por las tempestades u oscuridades, por las nieblas que encuentras sobre el mar de la vida? Como un avaro mercader te apresuras a recoger mercancías, avanzas por todos lados hacia piedras preciosas y joyas, y cuanto más amontonas, tanto más deseas nuevas y más altas… Mucho tiempo ha pasado, casi toda tu vida, solo acumulando provisiones. ¡Ya has reunido casi todas y ciertamente ya no encontrarás nada nuevo! Es hora de poner en obra, en los hechos, cuanto has recogido: ¡de adquirir la abundancia de la práctica!... Mucho has leído, mucho has meditado. Ahora ya es tiempo -aplacada la sed de las convicciones- de cruzar el umbral de la práctica de los saberes sobre la vida interior. ¡El tiempo en efecto es breve!...
Este pensamiento luminoso [el de decidirse a orar] es una inspiración del ángel custodio, que a menudo te habla, alma mía, de esta impostergable necesidad. Lo sé, sé que tú, sintiendo la verdad de esta inspiración, estás de acuerdo, y que tu decidida convicción de la necesidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos más de una vez te han inducido a la actividad interior. ¿Pero qué te ha impedido, cada vez que te lo has propuesto, mantenerte sin distracción sobre el camino emprendido?
Ha sido la debilidad, la aridez, la atracción por las cosas exteriores, o quizás la arraigada costumbre a la negligencia – me respondes tú- que han investido como una tempestad, derribando y haciendo naufragar tu navío.
¡Verdad! Pero cuando la nave es agitada por el viento contrario, entonces normalmente, se arroja el ancla. Este ancla es la confianza en Dios: la esperanza en su misericordiosa providencia, en la tranquila y paciente espera de la paz y de la bonanza. Y la hora de la voluntad de Dios viene, como exclama también el santo profeta David: “Largamente he esperado al Señor y él se ha inclinado sobre mí y me ha escuchado mi grito de dolor” [7]. Por esto no te entristezcas, alma mía. Pon en el Señor tu vida y vuelve más a menudo a ti mismo. Cada día comienza de nuevo y pide fuerzas al Señor. No te turbes por tus faltas, sino refúgiate de prisa en la oración y retoma coraje. Recuerda lo que dice el sabio: cuantas veces caigas, otras tanto levántate y serás salvado [8]. Pues acuérdate también lo que dice un escritor de moral: “Mañana, mañana, me digo, empezaré; pero pasan los días y los años; y nunca viene la experiencia”.
(En el pustyn’ de San Saba [9], 15 de junio 1851)
Arsenij Troepol’skij
L’ esperienza della vita interiore.
Edizioni Qiqajon. Comunità di Bose. 2011
Págs. 39-43.





[1] El staret Vasilisk (Vasilij Gavrilov, 1743-1824), asceta y maestro de la oración de Jesús, fue iniciado a la actividad de la mente por el staret Adrián en los skits de los bosques de Brjansk. Pronto condujo su vida ascética en el pustyn’ de Konevec y en Siberia, con su discípulo Zósimo Verchovskij. Su Vida fue publicada por el monje de Optina Petr Grigorov en los Apuntes sobre la vida y los trabajos ascéticos de Petr Alekseevic Micuin, del monje y anacoreta Vasilisk y algunos trazos de la vida del monje loco en Cristo, Juan. (Zapiski o zizni i podvigach Petra Alekseevica Micurina, monacha i pustinnozitelja Vasiliska, i nekotorye certy iz zizni jurodogo monacha Iony, Moskva 1843). Se considera que Arsenio Troepol’skij es el autor de las Memorias de la vida de oración del “staret” Vasilisk, monje y anacoreta de los bosques siberianos (Pamjat’ o molitvennoj zizni starca Vasiliska, monacha i pustynnika Sibirskich lesov), donde es detalladamente descripta la experiencia de la oración mental por el staret, que tuvo un importante influencia sobre la formación del mismo Arsenio. La obra ha sido publicada por Aleksej Pentkovskij, sobre la base de la copia dactilografiada de la “Biblioteca eslava de Paris” (terminada el 2002 por el Centro de estudios rusos San Jorge en Meudón), en la revista Simvol 32 (1994), pp. 279-340.
[2] La fundación de Optina Pustyn (literalmente: “lugar desértico”, “éramo”, sitio de anacoretas, que podía transformarse a su vez en un asentamiento monástico de grandes dimensiones) se remonta al siglo XV. Desde el inicio del Ochocientos, Optina, no lejos de Kozel’sk en la provincia de Kaluga, se vuelve uno de los más importantes centros espirituales de Rusia, donde vivieron los célebres starcy Leonid, Macario, Ambrosio (todos canonizados), y realizó la edición de un gran número de obras de los padres.
[3] I Cor 4, 20
[4] Paráfrasis de 1 Cor 8, 1
[5] Arsenio expone la enseñanza de Marcos el Monje según el texto de la Filocalia eslava de Paisij Velickovskij (1974, reeditada en Dobrotoljubie, ili Slovesa i glavizny svjascennogo trezvenija v 2 tomacha, Sretenskij Monastyr, Moska, 2001), a la cual reenvía también cuando cita o alude a otros autores ascéticos del oriente cristiano. Hemos encontrado las remisiones sobre la edición de la Filocalia rusa de Teófano el Recluso. Dbrotoljbie I-V, Moskva 1895-1901; para la traducción italiana del original griego se ve: La filocalia I-V, a cargo de M. B. Artioli y M. F. Lovato, Gribaudi, Torino 1982-1987. Cf. Marcos el Monje, Para aquellos que piensan justificarse por las obras 7; Dobrotoljubie I, Moskva 1895, p. 538; La filocalia I, a cargo de M. B. Artioli y M. F. Lovato, Gribaudi, Torino 1982, p. 188.
[6] Gregorio el Sinaíta, Capítulos muy útiles con acróstico 22, en Dobrotoljbie V, p. 184. La filocalia III, p. 535; Místicos bizantinos, a cargo de A. Rigo, Einaudi, Torino, 2008, p. 440.
[7] Cf. Sal 39, 2.
[8] Cf. Efren el Sirio, Discurso sobre el arrepentimiento, in Id. , Tvorenija III, Izdatel’ skij Otdel Moskovskogo Patriarchata, Moskva 1994, p. 76.
[9] Se trata del monasterio de la Natividad de la Madre de Dios y de San Saba de Storoza, no lejano de Zvenigorod sobre la rivera de Moscava. Fue fundado por Saba, discípulo de San Sergio de Radonez, alrededor del 1380.

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